Quiero acordarme de una persona que no parece importar casi nada a los ojos del mundo a causa de su situación de dependencia absoluta, y que se encuentra en el centro de un terrible dilema, en primer lugar familiar y luego judicial. Se trata de Vincent Lambert. Tras un ir y venir de recursos judiciales, el Consejo de Estado acaba de ratificar por cuarta vez la decisión de suspender la alimentación e hidratación a Vincent hasta que muera, según ha pedido su esposa y a pesar de la oposición de sus padres.
Vincent Lambert, con sus padres, Pierre y Vivienne.
No voy a entrar en detalles sobre esos recursos. Solamente querría subrayar algunos hechos.
A consecuencia de un accidente en 2008, Vincent se encuentra en una situación que oscila, según los criterios médicos, entre un estado denominado “vegetativo” y un estado denominado “de mínima conciencia”. Cuando se encuentra en estado vegetativo, a pesar de las fases de vigilia y de sueño, no hay signos de comunicación por parte del paciente. Cuando se encuentra en el estado “de mínima conciencia”, pueden detectarse, aunque sin poderlas interpretar.
En Francia existen unidades especializadas para estos pacientes, denominados EVC-EMC (Estado Vegetativo Crónico-Estado de Mínima Conciencia). Sin embargo, Vincent sigue internado en un servicio de cuidados paliativos, destinado a pacientes en situación terminal. No puede salir del hospital ni tiene acceso a fisioterapia, a pesar que sus padres la han solicitado. Todavía este jueves lo recordaba su hermano: Vincent no se encuentra en estado terminal, ni enfermo, ni intubado. No necesita medicación. Respira espontáneamente. Recibe un techo, una cama y cuidados higiénicos. Está alimentado e hidratado. Una sonda le alimenta directamente al estómago para que no muera de desnutrición. Puede discutirse si la introducción de esta sonda es un acto quirúrgico, pero no debería seguir considerándose su alimentación como un tratamiento, sino como una atención obligatoria.
Hay que saber que el caso de Vincent no es único: en Francia viven hoy otros dos mil pacientes EVC-EPR. He visitado una unidad especializada cerca de París. Sus cuidadores, muy comprometidos, me han comentado tanto la dificultad de su tarea como su entrañable vinculación a estos pacientes, a sus familias y a su trabajo, precisamente por la intensidad de la dependencia y por la duración de las sesiones… El destino de Vincent les inquieta e inquieta a las familias. Es comprensible. Pienso también en Jean-Pierre Adams, ex futbolista que desde 1982 vive en coma en su domicilio al cuidado de su esposa tras un fallo durante una anestesia.
Jean-Pierre Adams tiene ahora 71 años. Jugó dos años en el París Saint Germain y fue 22 veces internacional con la selección francesa. En 1982, durante una operación de rodilla, un problema con la anestesia le dejó en coma hasta hoy.
A nadie le gustaría encontrarse en una dependencia similar. Pero lo que viven todos esos pacientes sigue siendo un misterio. Y creo que el lugar que otorga nuestra sociedad a sus miembros más débiles define su grado de humanidad.
Editorial del autor el 26 de abril en la emisora francesa RCF y transcrito en su portal.
Traducción de Carmelo López-Arias.
https://www.religionenlibertad.com/opinion/988365619/Que-destino-espera-a-los-otros-2000-Vincent-Lambert.html